La sandía amarilla es, sin duda, la sensación de la semana. Los dos niños mayores se quedan boquiabiertos al ver su color cuando la abrimos. “¿Pero por qué ez amarilla?”, pregunta perplejo el mediano. Tanto les gusta que quieren enseñarla a sus amigos (y de paso presumir de tener algo que suena tan exótico), así que decidimos que lleven cada uno un tupper con trozos de sandía al cole para compartir con todos sus compañeros. Y por lo que nos cuentan a la salida, la sandía ha sido la estrella del recreo. Todos los niños quieren probarla y comprobar por ellos mismos que se trata, efectivamente, de sandía, y que está dulcísima. Ahora solo espero que sea fácil de encontrar en las fruterías de Madrid porque estoy segura de que todos van a pedirla a sus padres!.