Todos sabemos que hay determinadas verduras que a los niños les cuesta comer. Por ejemplo, en el caso de los mios es el pepino. Pero siempre se puede encontrar la manera de dárselo de otra manera, camuflado con otros ingredientes para que al final se lo coman y se vayan habituando a su sabor y su peculiar textura. Por eso les he hecho taboulé de verduras: con tomate y pepino, picados muy pequeñitos y mezclados con la deliciosa y muy apetecible sémola de trigo, condimentada con aceite de oliva y zumo de limón. Y no sólo no protestaron sino que tomaron dos platos.