Como rutina diária hemos optado por el medio día que es cuando estamos todos juntos. Vamos ha hacer “sorpresas en la comida”, intentando que cada día haya una sorpresa a la hora de comer.
El otro día pensé en el modo de como una coliflor con patatas podría tener un aspecto más apetecible que no todas amontonadas y se me ocurrió hacer obejitas con ambos elementos. Mi marido alucinó y Arnau dijo que era la oveja Schaun. Las coliovejas comen perejil.
Primero Arnau atacó a lo conocido su chicha (hamburguesa con calabacín rallado).
Después atacó a la oveja con el tenedor.
Seguidamente le sacó un ojo y se lo comió.
Como una no puede estar en todo tenía olvidadas dos gruyas de papiroflexia encima de la mesa, reserbadas para unirse a sus 138 compañeras (tengo el propósito de hacer 1000 gruyas). Y pude sacar esta instantánea tan maravillosa.