Este es el pequeño caminito que conduce a los huertos y que empieza detrás de la escuela del pueblo que es donde tenemos el lujo de pasar nuestras vacaciones.
Plagado de hortigas y malvas, una de cal y otra de arena… las flores de las malvas tienen múltiples cualidades curativas, entre las que destaca la de curar catarros como me contó ayer una amiga de mi pre adolescencia y amiga del alma ayer por la tarde.
Desde el principio del camino podemos admirar la belleza y la calidad de verdes, amarillos, sienas, ocres y azules que podemos distinguir entre la vegetación y las hortalizas de los huertos que nos vamos encontrando.
Aquí la abuela de Arnau y nuestra acompañante en la aventura matutina a la que nos enfrentábamos, enseña a su nieto los berros que tanto hemos comido en nuestras salidas al campo en verano e improvisa un barquito con unas ramas para que desaparezca entre el puente de piedra. ¿Que serían mis recuerdos de infancia sin el sabor de esa ensalada improvisada en la que los renacuajos se escondían y serpenteaban huyendo de las zarpas de mis hermanos varones?.
Llave de paso para controlar el agua hacia los huertos. En mi familia somos apasionados de las herramientas oxidadas.