El desayuno, cada uno a su hora, según nos vamos levantando, entre carreras. Y la comida, por turnos, la pequeña primero, y luego los dos niños. Así que rara vez coincidimos todos en esas ocasiones. Pero lo que siempre hacemos juntos es la cena. Para hablarnos, contarnos cómo ha ido el día. Y si hay algo innegociable es que la cena es la misma para todos. Sin excepciones. Con frecuencia pasta con verduras, sana y digestiva.