Esta es la sorpresa que le teníamos preparada a Arnau esta mañana su padre y yo. Nos ha apetecido hacer la foto en la terraza y que compitiese en belleza junto con la Sagrada familia en construcción y el mar de fondo. Como si un estaterrestre con forma de plátano y tentáculos paralizantes aterrizase en Barcelona.
Después de darle unos mordisquitos, Arnau ha empezado a quitarle los ojos y volvérselos a clabar.
Más tarde me ha pedido unas pinturas y se las he alcanzado, viendo que no tenía mucho éxito, por que en la piel de plátano no se puede pintar muy bien, “no vaaaaaa”.
Pues ha empezado a darle de comer al plátano.
Y así ha quedado el pobre derrotado de un empacho de pinturas.
Como Arnau no va ni al cole ni a la guardería hemos hecho el postre en casa.