Una vez hice un centro de mesa a base de melón y piña cortada de maneras curiosas. Les comenté a mis hijos que eran flores y, cuando terminamos la comida, les dije que me iba a comer una. Se quedaron muy sorprendidos y me siguieron, atraídos por la novedad y por lo

absurdo de la idea. Pruébalo, si la fruta es buena, ya no tendrás problemas para que se aficionen a comerla.

Propongo cortar la fruta en pequeños bastones, de manera que el niño la pueda tomar como un caramelo o una pequeña golosina. Así le parecerá poca cantidad, pero disfrutará con su sabor. Al final, sin darse cuenta, él solo lo pedirá otro bastoncito.

Lo que hago es partir las frutas y colocarlas de forma agradable: los plátanos en rodajas bien colocaditos, manzanas y peras en tiras, creando dibujos… Y de vez en cuando, mezclo las frutas y juego a darle un trocito con los ojos cerrados para que adivine qué fruta es. Es una manera de que el postre sea bonito y divertido.

Son una forma entretenida y saludable de cocinar y comer vegetales. Los peques pueden participar en su preparación, haciendo distintas combinaciones de taquitos de verdura. Y las podemos acompañar de su carne o pescado favoritos para que todavía les resulten más interesantes.