Hace poco descubrimos que de una naranja salen dos peonzas magníficas. Después de jugar un buen rato Arnau con su naranjapeonza, la retiré y en vez de tirarla a la basura la guardé por pereza con el reto de la fruta. Al día siguiente ahí estaba la peonza, pero con la grata sorpresa que tenía el tallo seco y duro y mucho más fácil de manejar y hacer rodar.
Ha sido todo un éxito, aunque el zumo de naranja se lo toma con cuenta gotas…